domingo, 31 de enero de 2010

Camino de Santiago (V): Rabanal - Ponferrada


DÍA 5: RABANAL DEL CAMINO – PONFERRADA (32 KMS)


Tras un placentero sueño y como viene siendo habitual, nos levantamos bien temprano para comenzar una nueva etapa del camino (el tiempo se pasa volando una vez te pones en marcha). Después del correspondiente desayuno, abandonamos el albergue de Rabanal. Dejamos atrás a algunos peregrinos que también estaban reponiendo fuerzas y a la dueña del albergue, mujer muy simpática y atenta donde las haya. Tomamos rumbo hacia la capital del Páramo: Ponferrada.

Como ya he dicho varias veces, es una de las etapas más duras de todo el camino. Un sendero que asciende y desciende entre montañas de manera brutal, muy perjudiciales para cuerpos no acostumbrados a este tipo de escaladas. He de decir que ha sido un auténtico calvario para mí hacer esta etapa, pues desde el principio de la misma tuve que soportar fuertes e intensos dolores en el tobillo derecho.



Dejando Rabanal del Camino seguimos con la subida que iniciamos en Astorga, llegando momentos en los que superamos los 1400 metros de altitud.

El primer pueblo que pasamos fue Foncebadón, típica población de montaña con sus calles empinadas y sus habitantes dedicados al cuidado de su ganadería vacuna. Se nota la altura en la que estamos por la vegetación (se ven auténticos paisajes dignos de contemplar, todo muy verde) y unas húmedas nubes que refrescan (quizás demasiado) nuestros todavía fríos cuerpos.

En uno de los lugares de descanso nos volvemos a encontrar con Alejandra y Miguel, que habían parado para tomar un tentempié antes de proseguir con la ascensión. A partir de este momento hemos compartido camino y experiencias con ellos.



Con la compañía de estos “chavos” continuamos la caminata hasta llegar a la emblemática Cruz de Ferro, una simple pero muy célebre cruz férrea, como su nombre indica. Yo la verdad es que al ser tan reconocida, me esperaba quizás otra cosa más… elaborada. Como véis en la foto es un simple monumento hecho de piedras y hierro.

Tras hacer las fotos de rigor seguimos subiendo la montaña hasta llegar al mágico pueblo de Manjarín. Sólo con decir que tiene un único habitante y que encima es templario… dicho queda todo.

En la casa de Miguel, el dueño del lugar, nos paramos un ratito para compartir momentos especiales de café con galletas con gente muy diversa. Lo cual es de agradecer.



Según me cuenta Carlos este es de los pocos reductos genuinamente templarios de toda la zona… No es por fantasear pero se respira un aire peculiar a estas alturas, una atmósfera mágica… El bueno hombre de Miguel, los días que hay mucha niebla toca su campana (del siglo XVIII) para que los pasajeros no se desorienten (es muy probable debido a la niebla densa). En este lugar me compré la concha de Santiago, que desde entonces me acompañaría hasta el final del trayecto.



Tras estar unos minutos en este sitio, proseguimos con la marcha y puedo decir que verdaderamente dio comienzo la infernal bajada. Desde los 1400 metros de Manjarín pasamos en unas horas a los 500 metros de altitud de Ponferrada. Todo esto por senderos muy estrechos y llenos de piedras, los cuales literalmente me destrozaron los tobillos.



A partir de este momento Fran nos abandona (se va a su bola) y Miguel empieza a sentir, como yo, dolores en el tobillo.

Proseguimos la marcha y aprovecho que estoy solo con Ale para intimar y conocerla un poco más. Será mi carácter, no lo sé, pero le empecé a coger mucho cariño. Nos llevamos casi todo el camino hablando y bromeando., lo cual hace que nos fuera más llevadera la travesía.



Desde Manjarín no paramos de descender, haciéndose algunas partes especialmente duras. Sin embargo, la naturaleza parece devolvernos el mal causado en forma de unas magnificas estampas paisajísticas. Estamos entrando en la comarca del Bierzo, cuya capital (Ponferrada), pronto se divisará desde las alturas. El siguiente pueblo que vemos es el Acebo, del cual destaco sus calles empedradas y sus balcones de madera.

Atravesamos este pueblo y tras pasar por la carretera (nos encontramos un curioso rebaño de ovejas descarriadas) volvemos al camino, sin parar de descender. Desde las afueras del Acebo se empieza a ver a lo lejos Ponferrada, una gran ciudad dentro de una comarca semidesierta.



A vista de pájaro, parece que está cerca… nada más lejos de la realidad. Nos quedan bastantes kilómetros para llegar. Los pies piden un poco de clemencia y la reciben en un claro del camino en donde nos espera Fran. Descansamos un rato y volvemos a las andadas.

Hasta llegar a Molinaseca de León descubrimos paisajes muy variopintos, pero el que más me gustó fue un sendero cubierto totalmente por la vegetación, a modo de túnel.



El último pueblo antes de llegar a Ponferrada, como ya he comentado, es Molinaseca, un pueblo bastante bonito (ver fotos). Allí coincidimos de nuevo con Carlos y sus acompañantes (la mamma Rita, su hijo Adolfito y un amigo Giorgio), con los cuales visitaríamos la iglesia de cuyo nombre no quiero acordarme (tenía una imagen de la Virgen bastante… barroca). Sólo unos kms nos separaban de Ponferrada.



Llegados a este punto Fran y yo tomamos la iniciativa y aligeramos la marcha, dejando a los mexicanos y demás detrás de nosotros. Llegamos a la ciudad del Bierzo un poco más de las 2 de la tarde, con un sofocante calor y algo desorientados. Estuvimos unos minutos sin encontrar el albergue, pues pensábamos que el que encontramos a la entrada no era el adecuado. Se equivocó Carlos, ya que dijo que teníamos que ir a otro sitio…

Finalmente llegamos al albergue (tengo que decir, para vuestra información, que ha sido de los más cutres de todo el camino) y tras esperar una larga cola dejamos nuestras pertenencias.

En la fila nos preguntaron si queríamos fiesta o no, para situarnos en las camas del sótano o en otras más cómodas que estaban en la planta principal. Como quiera que ese día había en la ciudad unas Jornadas Medievales decidimos quedarnos en las de abajo… Cosa de la que nos arrepentiríamos después jeje

Tras ducharnos y descansar un poco, nos fuimos a comer por ahí con Ale y Miguel, con los que ya éramos “uña y mugre”, que diría Ale. Nos gastamos 10 euros en comer pero mereció mucho la pena. Además, tras la larga caminata nos lo merecíamos, que coño! Comimos muy tarde, sobre las 5 de la ídem.

Regresamos al albergue, aunque no tuvimos apenas tiempo de hacer nada. En pocas horas salíamos otra vez hacia el centro de Ponferrada para ver qué se “cocía” en sus antiguas calles.



Tengo que decir que ha sido uno de los lugares más bellos que he visto nunca. Una ciudad con un encanto especial, con rincones casi mágicos y con atractivos ineludibles. La celebración de esas jornadas medievales se adivinaba en las farolas, adornadas con banderas templarias. Si no lo había dicho ya, en Ponferrada existe uno de los pocos castillos templarios que se conservan en la actualidad. Antes de visitar el castillo estuvimos en las distintas plazas de la villa. Pero mención aparte merece la joya de la corona: el castillo.



Es simplemente imponente, magníficamente bien conservado. Ocupa una gran superficie y conserva la esencia de las fortificaciones que estos monjes – guerreros establecieron por esta zona. Merece la pena visitarlo, sale uno muy impresionado. Las vistas desde el interior son muy bellas.



Al salir nos volvimos a encontrar a la Bomba manchega, que estuvo hablando (o más bien hablando él jeje) con nosotros un buen rato. Pasamos otra vez por el centro y aprovechamos para hacer distintas cosas. En pocas horas se haría de noche en la ciudad y con ello daría comienzo el espectáculo templario…

Volvimos al mercado medieval, el cual estaba lleno de puestos de lo más variopinto: tarot, especias, peletería, kebabs, trajes medievales, cetrería, etc. Todo lo que te puedas imaginar y más. Dimos un paseo por la plaza y nos tomamos unos kebabs. Era ya casi de noche cuando decidimos ir de nuevo al castillo para coger sitio y ver bien el espectáculo de fuegos artificiales que iba a suceder en pocos momentos. Nos tomamos unas cervezas en un bar de por allí y nos sentamos a esperar… Yo sentado junto a Ale y Miguel y Fran haciendo fotos… ¿O quizás estaban comentando la belleza de las mujeres de Ponferrada? Jaja Por cierto, vimos un cartel del equipo de la ciudad y es totalmente igual que la equipación del Recre…



Con algo de retraso comenzó algo que yo no me esperé nunca que fuera a suceder… A las 11 de la noche se apagaron todas las luces y comenzó a sonar una música propia de las pelis de suspense. Poco a poco se fueron divisando a lo lejos cientos de caballeros templarios que se dirigían hacia el castillo, mientras una voz retumbaba en el aire, narrando la historia de los templarios.



El castillo de repente se iluminó con bengalas y con fuego en sus murallas. Estallaron en el aire los primeros fuegos artificiales. Sólo era el principio… Al cabo de un rato apareció una procesión cargando el Santo Grial y cuando entraron en el castillo comenzó el gran espectáculo de luces y sonido. Precioso. La noche no podía ser más perfecta.

Con algo de frío regresamos al albergue, donde tapado hasta arriba con mantas se acabó un gran día.



Camino de Santiago (IV): Astorga - Rabanal


DÍA 4: ASTORGA – RABANAL DEL CAMINO (22 KMS)


Tercer día de caminata y ha sido la más corta en lo que a kilómetros se refiere. El trayecto ha transcurrido desde la capital de la Maragatería hasta Rabanal del Camino.

Hemos impreso un ritmo más alto de lo habitual (hemos adelantado a todos los peregrinos jeje), aunque quizás ahora me arrepienta debido al dolor que tengo en el tobillo derecho. Creo que se me han sobrecargado los tendones. Espero que mañana esté como nuevo, pues nos espera una de las etapas más duras, cuyo destino es Ponferrada.

Desde que abandonamos Astorga hemos ido ascendiendo paulatinamente y hoy estamos a unos 1150 metros sobre el nivel del mar.

Como siempre nos despertamos a las 6 y 20 de la mañana, siendo los últimos en dejar el albergue. La temperatura era muy agradable para ser tan temprano e hizo que más tarde se quitara la sudadera (hacía bastante sol).

Dejamos Astorga y empezó nuestra tercera etapa a pie. Como ya dije se trata de una etapa corta, pasando el peregrino por tierras tranquilas rodeadas de vegetación.

Nada más salir comienza la subida que no acabará hasta que lleguemos a la Cruz de Ferro. Exceptuando un pequeño tramo en la localidad de El Ganso, las demás kms no presentan apenas complicaciones. Hay un trozo de caminata que se hace por un angosto corredor con abundando maleza a los lados.

Durante el día de hoy hemos pasado por las localidades de Murias de Rechivaldo, Santa Catalina de Somoza y finalmente El Ganso, hasta llegar a la localidad en la que ahora mismo me encuentro: Rabanal del Camino.

De estos pueblos destacaría su difícil acceso, su escasísima población (30 habitantes tiene Rabanal…) y una dedicación casi en exclusiva al Camino de Santiago (en algunos pueblos hay hasta 4 o 5 albergues).



En la población de El Ganso paramos unos 10 minutos y ese tiempo nos subimos a la torre – campanario de la iglesia del pueblo (¿adivinan cómo se llama?). Dejando atrás este pueblo nos separaban de Rabanal del Camino unos 6 kms, que hicimos en un tiempo récord. Esta velocidad nos ha dado el sobrenombre de “los máquinas de Huelva”, acuñado por nuestro amigo el murciano. También nos lo ha dicho Carlos y su acompañante, que se reía cuando le adelantábamos jeje. Precisamente la segunda vez que dimos con este grupo la mujer italiana nos pidió que nos hiciéramos una foto con ella… no sin vergüenza! Jeje



Hoy nos hemos encontrado a más gente en el camino, sobre todo extranjeros (y decían las estadísticas que un 80 % eran peregrinos nacionales… ja!) a los que saludábamos siempre con el clásico “Buen camino, peregrino!”. Hasta los extranjeros más torpes, lingüísticamente hablando, usan la frase con bastante gracia.

Cuando íbamos llegando a Rabanal Fran se encontró con un personaje que le dio un buen susto, pues apareció “de la nada”, haciéndole el mítico gesto que popularizó Wiston Churchil (la V de victoria). Volvimos a ver también durante la caminata bastantes cruces y corazones de piedras.

A las 10 y media llegamos a nuestro destino, siendo los primeros en llegar al albergue. Como ocurrió el día anterior, la recepcionista se quedó asombrada cuando le dijimos la hora de salida. La noche nos costó 5 €, aunque el albergue no está al nivel de los otros que hemos dejado atrás, siendo sinceros. A su favor tiene que el diseño es bastante chulo y que reúne todas las comodidades que podamos imaginar. Es una típica casa rural la cual tiene en su contra el hecho de que las habitaciones se encuentren todas apiñadas en el mismo lugar, lo cual priva de intimidad, sobre todo a la hora de vestirse/desvestirse.



He de comentar que de los compis del día anterior sólo nos quedan los italianos, pues tanto los mexicanos como los húngaros se han quedado en el otro albergue del pueblo, que está justo al lado de la iglesia y del monasterio. Una pena, pues eran de las personas con las que más hemos tenido contacto estos días. Aunque, a decir verdad, nos los encontramos a la hora de comprar el almuerzo.

Tras dejar las mochilas en la cama nos pegamos una duchita (apetecía pues estábamos empapados en sudor) y luego lavamos la ropa de nuevo a mano. A estas horas todavía no se ha secado y amenaza con llover…

A las 12 del mediodía empezamos a preparar la comida (arroz a la cubana), que nos zampamos en un santiamén. Luego vino la ya tradicional siesta poscomida, con todos sus avíos jajaja



Tras el descanso, de 3 horas en mi caso, fuimos a conocer el pueblo. Me gustó mucho callejear por este simpático pueblo la verdad. Todo el pueblo está hecho de piedras, desde las casas hasta el firme de las calles empedradas. Y como ocurre en casi todo el Norte, predomina el uso de las tejas de pizarra y la madera como elementos de construcción prominentes. El pueblo es totalmente distinto al trazado urbanístico que tiene Astorga. Aquí abundan los callejones y es difícil encontrar una calle recta. Hay un gran desnivel en todo el pueblo.

Hace un rato visitamos la iglesia del pueblo, dedicada a Santa María, la cual se encuentra en restauración. Es de los pocos templos románicos que se conservan en la zona.

El monasterio lo visitaremos a las 7 de la tarde, en la que según nos han dicho los monjes benedictinos nos deleitarán con sus cantos gregorianos. Un espectáculo que tiene que ser digno de ver…

Después de dejar el albergue nos fuimos a la iglesia, pues la ceremonia religiosa era en la iglesia, no en el monasterio. Allí comenzó en poco tiempo la misa, la cual fue oficiada en 4 lenguas, a saber: alemán, inglés, castellano y latín. Fue muy bonito contemplar y admirar la forma de cantar de los monjes (2 solamente), acompañados de un coro improvisado de personas de distintas partes del mundo.



Fue precisamente en ese momento cuando empezamos a platicar más con los mexicanos, sobre todo con una jeje A la salida estuvimos mucho rato charlando los 4 (Miguel, Alejandra, Fran y un servidor). Al rato se presentó un chaval manchego (de Albacete concretamente), que hablaba con una velocidad inusitada! Jajaja Su nombre: Juan Carlos Navarro. Sí, como el jugador del Barça de Basket… Se trata de un muchacho casi treintañero que, según nos dijo después, estaba haciendo su 5º Camino de Santiago desde 2003… Para que veáis el gusto que se le puede coger a esto jeje.

Como tiene experiencia, nos fue advirtiendo de la dureza de la etapa del sábado… y vaya si lo fue. Luego ampliaré detalles, pero para mí ha sido de los mejores, una pasada…



Retomando el relato de este día, una vez concluida la misa nos quedamos hablando un ratillo y como empezó a hacer frío, nos marchamos al albergue de nuevo. Nos preparamos la cena y al momento nos acostamos, pensando en lo duro que sería la jornada de mañana…


Camino de Santiago (III): Villadangos - Astorga



DÍA 3: VILLADANGOS DEL PÁRAMO - ASTORGA (28 KMS)


Son las ocho menos cuarto. Nos encontramos en la terraza del albergue municipal de Astorga. Es nuestro segundo día de duro camino… y se nota. El cansancio empieza a hacer mella en nosotros y más tras una jornada de 28 kms, nada más y nada menos. En mi caso, el cansancio se ha convertido en dolor en varias partes de mi cuerpo: se me han sobrecargado los músculos del hombro y las piernas son un clamor. Aún así, tras un merecido descanso ha remetido un poco el dolor. Gracias en parte a la inestimable ayuda de Fran, el cual me ha dado un buen masaje. Pero como siempre, mejor empecemos por el principio…

Nos levantamos a las 6:20 de la mañana, tras haber pasado una noche toledana por culpa de los ronquidos de “la Bestia”. Según Fran, parecía el rugido de un motor xD Tras desayunar un zumo de piña y una barrita energética, salimos del albergue de Villadangos. Hacía un frío que pelaba y tardamos varios minutos en entrar en calor.

Cruzamos todo el pueblo hasta llegar a la salida, en una encrucijada de caminos. Como anécdota decir que en este punto varias personas se eqivocaron de camino y perdieron un tiempo precioso, recorriendo unos 8 kms de más. Y eso que había un cartel bastante clarito indicando que dirección tomar. En fin… jeje



Aunque me adelante a los acontecimientos, este hecho, contado luego por los amigos “perdidos”, hizo que Fran y yo nos comiéramos el coco de una manera tremenda. No entendíamos como habiendo salido ellos mucho antes que nosotros, no dábamos con el grupo… Como conté arriba, la explicación era sencilla.

Tomamos la dirección que marcaba el cartel y seguimos todo recto un buen rato al lado de la carretera. Era una caminata suave, por un sendero sin muchas piedras. Sin más llegamos al primer pueblo: San Martín del Camino.

Atravesamos este pequeño pueblo (en el que como en todos los demás, había bancos para dar y regalar… es una comarca muy envejecida) y seguimos nuestra travesía. Unos minutos más tarde, siguiendo las flechas amarillas, llegamos al famoso Puente de Órbigo.



En esta localidad leonesa se encuentra el conocido puente (inicialmente romano, aunque con muchas alteraciones posteriores) que cruza el río del mismo nombre (en este tramo el río es impresionante). Aquí, según las crónicas leonesas, acaeció el hito histórico conocido como “Passo Honrosso”. Según la historia don Suero de Quiñones desafió a los que tuvieran la osadía de cruzar el puente a una justa contra él, todo por el amor de su amada Leonor Tovar. En conmemoración a este hecho, todos los años se celebran unas jornadas medievales con justas de caballeros en los márgenes del río.

Cruzando el largo puente llegamos a Hospital de Órbigo. Este pueblo tiene su origen en el siglo XV, al erigirse junto al Hospital de los Caballeros de San Juan. Cruzamos esta población y tras comprar unos caramelos, nos encontramos de nuevo con caminos de tierra y piedras.

Al abandonar Hospital de Órbigo, se nos plantea una disyuntiva: continuar por la carretera nacional (por un sendero paralelo a la vía) o tomar por el camino más largo, alejándonos de la carretera.

Nosotros nos decantamos por la segunda opción y a esta hora puedo decir que no me arrepiento de ello: ha sido un trayecto muy edificante.



Este segundo camino se alejaba poco a poco de la carretera llena de coches y en algunos puntos se encontraban paisajes de mucha belleza. En todos lados hallábamos numerosa vegetación y superficies minifundistas cultivadas de acelgas, patatas, rábanos, tomates, etc. Además, caminamos con un silencio que solamente era interrumpido por el canto de los pájaros, con un vigor propio de la época estival.

Paulatinamente los caminos se fueron haciendo más angostos, empinados y más pedregosos. Estos tramos duros hicieron que tuviéramos que parar en varias ocasiones, aunque (y no es inmodestia) fueron cortos, sin tomar apenas descanso.

En una de las paradas charlamos con un ciclista italiano, que había salido esa misma mañana de León. También en esta misma parada encontramos un espantapájaros bastante mono y junto a él varias cruces. A decir verdad, todo el camino está sembrado de cruces, lo cual da un aspecto bastante místico al camino…

Como decía esta parte del camino es la que más me ha gustado: por la tranquilidad de la travesía, por los paisajes y por la omnipresencia del agua. Este líquido elemento está presente en ríos, lagos, acequias, canales de riego, etc. Cuando escribo estas líneas me acuerdo del “guía” de la iglesia de Villadangos (que fue representante de una comunidad de regantes). Este buen hombre nos dijo que León era una de las provincias con más recursos hídricos de toda España. Razón no le faltaba…

Tras pasar por Villanes de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias, llegamos a una zona muy elevada, desde la que divisamos por primera vez la ciudad de Astorga.



Como se puede apreciar en la foto, se advierte la catedral de Santa María y el Palacio Arzobispal (obra de Gaudí). Más tarde visitaríamos estas dos joyas de la ciudad leonesa. Aunque desde lo alto pareciera que restaban pocos kilómetros para llegar, nada más lejos de la realidad: nos quedaban aún unos 4 kms, aprox.

Tras recorrer esa distancia, llegamos por fin a Astorga. Seguimos la ruta marcada y como colofón antes de llegar al albergue nos esperaba otra señora cuesta… Se hizo bastante dura, por cierto. A todo esto, eran las 12 del mediodía y hacía un sol de mil demonios.

El albergue es impresionante. Tiene tres plantas y reúne todas las comodidades: camas espaciosas, salón, internet, patio, terraza, etc. Todo por el módico precio de 4 €. En este momento me acuerdo de lo que me ha comentado mi madre sobre mi hermano Fran, el cual está en Menorca pagando 20 € por noche…

Tras dejar las mochilas en nuestra habitación, descansamos un poco tras el largo camino matutino. Antes de dormir, le pedí a Fran que me hiciera el favor de masajearme la espalda, lo cual hizo no sin rechistar jeje. En ese momento me sentía super cansado y molido, aunque poco a poco fue desapareciendo el dolor.



Tras el pequeño descanso nos calzamos de nuevo y fuimos al centro de la villa (de 12000 habitantes), en busca de la comida y la cena del día. En esos momentos descubrimos un centro histórico bellísimo (al menos a mi parecer), con varias plazas típicamente leonesas, sobre todo destaco la del Ayuntamiento.

Después del aprovisionamiento volvimos al albergue y al entrar en la habitación nos encontramos con la pareja mexicana (mantengo la falsedad, para que se conserve perpetuamente jeje), los cuales se alegraron al vernos. Allí nos presentamos (el día anterior habíamos hablado poco) y nos contaron lo que les pasó durante la mañana. Ella tiene 21 años y él 20. Ella es muy pequeñita, aparenta menos edad jeje Justo lo contrario piensa ella de mí, quedándose alucinada cuando supo mi edad.

A la una de la tarde comimos y en el comedor coincidimos con Carlos, un italiano de ascendencia ecuatoriana. Nos invitó a lasaña y nos contó un poco su historia personal. Un gran tipo y gran embaucador, como comprobaríamos más tarde. Justamente después fui a lavar y tender la ropa. Toda una experiencia! Jaja Por cierto, la ropa quedó super limpia y perfumada (jabón de Marsella).

Lógicamente es esfuerzo fue grande y acabamos rendidos tirados en la cama. Unas 3 horitas de sueño y tras la siesta, me sentí totalmente nuevo. Uff, que sensación mas buena!

Fran me metió prisa y tras recoger algo de la ropa, fuimos de nuevo al centro para visitar los dos principales monumentos de Astorga.



Lo primero que tengo que decir es que no me esperaba para nada encontrarme con esa catedral en este pueblo… Una obra de arte con mayúsculas, diseñada por el miso autor que el que hizo la Catedral de Burgos, casi ná. Es de varios estilos aunque predomina el barroco, sobre todo en sus puertas de gloria. Especialmente me gustó la de “Jesús expulsando a los mercaderes del templo”. Fue una pena no poder visitarla por dentro, pues sólo abría al público por las mañanas…



Justo al lado de esta iglesia catedral, se encuentra el Palacio Arzobispal. Como en casi toda la obra del arquitecto catalán Gaudí, predomina la mezcla de estilos arquitectónicos: modernismo, neogótico, mudéjar, elementos militares… Recuerda mucho a su otro edificio leonés: el Palacio de Botines. Aquí reside el obispo de Astorga. Un tipo con suerte, sin dudas. Es un palacio al estilo al de los cuentos de hadas…

Alrededor de ambos monumentos se encuentran las murallas, imponentes y altivas. Justo al lado del Palacio hay tres estatuas gigantes que representan tres ángeles, cada uno con su simbolismo particular.

Por último y para terminar por hoy, destacar el origen de la ciudad de Astorga (Astórica en tiempos de los romanos). Fue un importante centro astur (pueblo prerromano) y posteriormente conquistado por Roma. De esta época se conservan el foro y las termas, en un emplazamiento cercano al albergue desde el que escribo.

Esto ha sido todo por hoy, voy a ducharme y a echar un rato con Fran, al que tengo abandonado por mi noble ejercicio de escritor jaja Saludos querido lector, Benito Bécquer dixit.

PD: He de comentar dos cosas como añadido. La primera es que nos fuimos de la capital de la Maragatería sin probar sus famosos mantecados. Y la segunda es que durante la noche nos quedamos charlando con una pareja bastante entrañable de húngaros, los cuales nos acompañarían varios días por el camino, pero que finalmente no supimos más de ellos… Una pena porque eran bastante simpáticos y perdimos la oportunidad de mejorar nuestro nivel de inglés jeje



Camino de Santiago (II): León - Villadangos


DÍA 2: LEÓN – VILLADANGOS DEL PÁRAMO (22 KMS)


Son las 6 de la tarde del día 2 de julio de 2008 (miércoles) y me dispongo a relatar el día de hoy, como viene siendo habitual y aprovechando que tengo tiempo para hacerlo.

Ha sido la de hoy la primera etapa del camino de Santiago propiamente dicha, la cual ha transcurrido desde León hasta la localidad de Villadángos del Páramo. Pero empecemos el relato por el principio…

Tras una placentera noche (al menos para mí, pues Fran no ha pegado ojo; extrañaba su cama) nos levantamos a las 6:15 de la mañana, prestos para comenzar una moderada caminata. Nos zampamos el desayuno (dos napolitanas de crema y un sumito, zurmano de piña) y a continuación nos acicalamos para abandonar el albergue y comenzar la marcha.

Partimos a las 7 de la mañana. Cruzamos la ciudad de León (o más bien la bordeamos) rumbo hacia el puente situado al lado del Hostal de San Marco.

Es temprano y el buen tiempo nos abandona por momentos, pues hace bastante fresco. Esta situación obliga a Fran a ponerse el abrigo, que luego se quitará. Yo, en cambio, tengo menos frío que ayer y sabiendo que con el movimiento entraría en calor, salí con la camiseta del Villareal por única prenda.

Comienza el camino y comienzan los problemas… No me encuentro muy bien, pues la barriga me pide a gritos… ya sabéis. Cuando llegamos al puente sobre el río Bernesga vi un bar en el cual “pedir una Coca-cola” xD. Me sentí mucho mejor y tras el habitual enfado de Fran por la tardanza, retomamos la marcha.



Por cierto, una pena no haber podido visitar el Hostal de San Marco. Es un gran edificio con una fachada espectacular, de estilo renacentista. En otra ocasión me gustaría visitarlo, aunque como ahora me dice Fran, es un Parador Nacional… O sea, cuando me case o me arrejunte! xD

Sin más contratiempos tomamos el puente y se puede decir que empieza nuestra verdadera aventura. Seguimos las flechas amarillas y las conchas indicativas que estaban por el suelo, hasta ir dejando atrás la ciudad leonesa. Al principio vimos al primer peregrino, aunque en este caso era peregrina. La adelantamos, pues iba muy lenta y proseguimos con un ritmo bastante alto (que mantendríamos todo el trayecto).

Poco a poco vamos viendo y encontrándonos con más y más compañeros de viaje, dando la sensación real de que no estamos solos en esta aventura. El frío irá desapareciendo y comienzan las primeras cuestas, las cuales no son muy pronunciadas, pero obligan a hacer un sobreesfuerzo. Casi sin darnos cuenta, se acaba el término de León y empieza el de Trobajo del Camino.

Como curiosidad encontramos unas preciosas casas hechas de ¿adobe? Y madera por encima. Algo parecido a una cueva, pues estaban excavadas en la ladera de una suave colina. Fran le hizo unas fotos.



Una vez dejamos atrás este núcleo de población, empezamos a ver polígonos industriales (a cual más feo xD) y coches y camiones por doquier. Quizás un aspecto poco agradable para la marcha, pero a la que te tienes que acostumbrar, al menos en ese tramo. Además, el peregrino tiene que sobreponerse a todo.

En uno de estos polígonos nos encontramos con una fábrica de dulces y pasteles, que impregnó el aire de un olor súper agradable y más a esas horas del día… Además, sabiendo que nos quedaban varias horas para volver a probar bocado.

Sin nada interesante que nos ocurriera durante el trayecto, llegamos al Santuario de la Virgen del Camino, patrona de León. Es un templo de construcción reciente, con unas estatuas de bronce en la fachada bastante curiosas. Tiene una cruz enorme a guisa de torre. Entramos en la iglesia pero estaban oficiando una misa, con lo cual la abandonamos y seguimos la marcha.

Pero como siempre ocurre, las desgracias nunca vienen solas… Después de dejar el santuario, comenzamos a andar por la vera de la carretera, pues no hay un vado o camino por el que andar. Todo esto supone exponernos a coches y camiones pasando por la autopista…

Pero eso no fue lo peor… Llegados a un punto dejamos de ver las flechas amarillas en el suelo y se nos presentó una disyuntiva: seguir rectos o tomar por un camino aledaño. Decidimos entonces seguir rectos siguiendo a nuestro colega Hakira “el friki”, el cual andaba más perdido que nosotros… jaja



Caminamos bastantes metros sin divisar ninguna pista que seguir y yo al menos me puse algo nerviosillo. Seguimos en dirección Astorga, pero sin la certeza de ir por el buen camino… Hasta que por fin vimos en el suelo una flecha amarilla: ALELUYA!!! Sin embargo, cuando vimos hacia donde señalaba… TENÍAMOS QUE CRUZAR LA AUTOPISTA! De locos vaya… Cruzamos la carretera con bastante miedo y riesgo, hasta que dimos con un sendero y avanzamos varios metros en la misma dirección. Entonces vimos otro cartel que nos indicaba volver a cruzar la carretera… Así es que por segunda vez la cruzamos y por fin, de una vez por todas, nos reincorporamos al sendero de las baldosas amarillas…

Creo que fue lo peor hasta ese momento, porque sientes mucha incertidumbre de no saber si estás yendo en dirección adecuada y encima estaba todo sin señalizar… Se debería cuidar este punto más por parte de las autoridades competentes, pues entraña un grave peligro para los viandantes.

Proseguimos la marcha, ya más tranquilos, con un ritmo bastante altos (parecíamos marchadores jeje). Adelantamos a varios grupos de peregrinos de hecho. Fue un paseo muy agradable, en el que fuimos charlando tranquilamente de nuestras cosas. Así hasta que llegamos al municipio de Valverde (del Camino jaja) de la Virgen. Un pueblo pequeñito atravesado por la carretera en dónde tuvimos una agradable sorpresa.

En esta villa vive un personaje de los que escasean en la actualidad. Se trata de nuestro amigo Agapito (Pitoucha). Es un buen hombre que se dedica a dejar en su casa, situada junto al camino, todo tipo de alimentos y agua para los viajeros. Fue una sorpresa agradable y por supuesto le dejamos nuestro agradecimiento en forma de escrito.



Dejamos en pocos minutos Valverde (sobre las 10:30), quedándonos solamente 6 kms para llegar a nuestro destino (aunque realmente eran 8 kms). Este trayecto fue tranquilo y yo quizás me aislé un poco buscando un momento para pensar y reflexionar. Es una gozada encontrarte contigo mismo caminando por senderos empedrados, rodeados de vegetación propia del Páramo leonés y escuchando sólo el sonido de tu respiración, de tus pasos y de la naturaleza…

Por cierto, se me olvidó comentar que justo cuando nos sentimos desorientados, Fran encontró unas cuerdas que utilizamos para colocarnos las famosas conchas de peregrino en la mochila. A partir de ese momento el traqueteo de las mismas al golpear las mochilas nos acompañará en nuestro caminar.

Como decía, me aislé un poco hasta llegar al sitio en que me encuentro. A veces viene muy bien tener estos momentos de soledad y recogimiento. En estos instantes pensé un poco en todo, acordándome de muchas cosas y dándome ánimos para seguir adelante y no desfallecer (que flojo soy, sólo había pasado un día jaja). Espero poder dedicarle (o más bien, dedicarme) más tiempo para reflexionar sobre este y más temas.

Así las cosas, sobre las 11 divisamos el albergue de Villadangos del Páramo, el pueblo cabecera de esta comarca. Un pueblo que según nos contó un vecino tenía unos 3000 habitantes, hecho del que dudo bastante, ya que sus calles estaban desiertas y el pueblo no es que fuera gran cosa…



Como decía, llegamos a las 11 de la mañana, hora en la que apenas había gente en el albergue, sólo una pareja de jóvenes y enamorados mexicanos (lo mantengo tal cual, aunque es obvio que no era cierto!!!! Jajaja) Preguntamos en recepción, pero no había recepcionista! Jeje Así es que decidimos explorar por nuestra cuenta. Habían dejado un cartel que decía que “llegarían a las 11:30” y que “fuéramos acomodándonos”, cosa que hicimos. Buscamos una habitación y me gustó una situada en el ala izquierda. Eran habitaciones pequeñas con 6 CAMAS! 2 literas de 3 camas cada una, ya os podéis imaginar que no cogí la 3 y más alta… xD

Dejamos las cosas e inspeccionamos el lugar hasta que vino la “mushasha” del albergue. El albergue está súper bien, tiene de todo: cocina, frigo, duchas, mesas de estar, intérnele, etc (esto al principio me sorprendía, pues no esperaba tantas comodidades! Jeje) Además era relativamente barato: 3 €. En la entrada hay recuerdos de viajeros que han pasado por aquí, fotos, recortes de periódicos (en una salía Cachuli jaja), banderas de países, etc.

Así pues nos dan las 11:30 en la que abría el albergue y acudimos a pagar la estancia… y a que nos sellen la credencial! Llevamos ya 4 sellitos! (transcurrido el tiempo pienso que pa qué? Luego lo perdería… L ). A continuación nos echamos una mini siesta de 1 horilla, aunque a decir verdad yo no quería… pero el cansancio era agudo y caí rendido! Jeje.

Al levantarnos fuimos al “centro” a por comida. Nos hicimos con un paquete de pasta (tortelini con queso) que luego devoraríamos con gusto. Dejamos las cosas y esperamos a que los demás peregrinos comieran, pues tanto la cocina como las mesas estaban petadas de gente. Fran preparó la pasta y al rato comimos tranquilamente los dos.

En estas conocimos a nuestros compis de habitación: una pareja cincuentona de Murcia. Muy agradables los dos, por cierto. El hombre hablaba por los codos jaja pero no se hacía pesado.

Cuando terminamos de almorzar, Fran se fue a la habitación y yo me quedé fregando los platos. Lavado de platos que acabó con incidente: me cargué un vaso! Jeje Dejé todo lleno de cristales, que me apresuré a limpiar presto y rápido antes de que viniera nadie! Jeje Si alguna vez vas a ese albergue, ya sabes! No vayas descalzo/a! xD

Una vez terminada la faena nos cargamos una buena siesta, como está mandado! 2 horitas y a las 17 horas ya estábamos en pie de nuevo. Al rato cogimos rumbo al “centro” de la villa, para visitar la iglesia de Santiago Apóstol. En el camino vimos a varios abueletes que estaban sentados matando el aburrimiento, muy majos todos.



La iglesia estaba vacía… hasta que llegó el “guía”. Lo pongo entre comillas porque era una persona mayor que a base de repetir las cosas del templo lo hacía medianamente bien. Nos explicó un poco por encima la historia de la iglesia, con pocos detalles a decir verdad. El hombre era muy simpático y hablador, y medía 2 metros… por lo menos xD Nos puso el sellito justo antes de entrar a la iglesia. La iglesia es pequeñita y está dedicada al apóstol, como no podía ser de otra manera. Tiene un retablo barroco bastante bonito, en cuyo centro se encuentra la estatua ecuestre de Santiago Matamoros. En el templo nos volvimos a topar con los murcianos, que también tenían ganas de ver la iglesia.

Finalmente regresamos al albergue, pero antes nos pasamos por el súper (bastante cutre, por cierto) para comprar la cena, de la que daríamos buena cuenta luego. En estas nos dieron las 7 de la tarde-noche y me pegué la duchita del día… Vaya mal rato que pasé, porque lo tuve que hacer con agua fría! Ahora lo recuerdo con cariño, pero en ese momento me acordaba de San Pedro y de Santiago xD

Tras dejar de escribir y de ducharme, fuimos de nuevo a la iglesia para asistir a la misa… Sí, tras años sin hacerlo jaja No voy a entrar en debates o polémicas religiosas, pero dejo mi sentir antirreligioso en estas líneas… :P Fran también hacía años que no iba a una misa y siempre fue por obligación (como todo el mundo vaya xD). Allí había poca gente escuchando la palabra del Señor, sobre todo gente mayor.

Fue curioso percatarnos de quien estaba oficiando la misa… Antes, sobre las 5 o así, coincidimos con un ciclista polaco que nunca llegaríamos a pensar que fuera a ser cura!!!! No tenía para nada pinta, os lo aseguro jeje Además, no tenía ni papa de español ni de inglés, con lo que fue un imposible hablar más con él.

Asimismo, Fran y yo nos sorprendimos al conocer la historia de un valenciano que estaba haciendo la ruta en bici, pero que había salido desde San Petersburgo (Rusia). Increíble, llevaba 2 meses por ahí fuera xD La mujer estaría que trina! Hay gente p ‘ató…

En el albergue había muy buen ambiente la verdad. Una chica se sacó una guitarra y empezó a cantar cosas así tipo juglar y los presentes disfrutamos de su música. Tras estar un ratillo con la gente nos preparamos la cena y nos dispusimos a pillar la cama para descansar para el duro día que se nos presentaba.

Por cierto y para terminar, quedarán para la Historia frases célebres como las que dijo Fran:

  • “Tú, yo y nosotros” (no sé en quien más estaría pensando…)
  • “A ese colegio vienen niños de otros pueblos (mirando un cartel y señalando), por ejemplo, de “San Vicente y del Páramo” En realidad el pueblo era San Vicente del Páramo. No comments!
  • “Ostia, Benito, mira un tractor!!! Ah no, que es un grupo de personas…” :O

sábado, 30 de enero de 2010

Camino de Santiago (I): León




Escribo desde el albergue municipal de León, situado al SO de esta preciosa ciudad. Tras casi 10 horas de viaje insoportable en autobús, me dispongo a contarme (y por ende, contar al que me esté leyendo) la primera jornada de nuestro Camino de Santiago. Un viaje que nos ha llevado por numerosas ciudades y pueblos situados cerca de la Vía de la Plata, antiquísima ruta comercial conocida por los romanos hace siglos. Hoy en día es transitable de nuevo y comunica la franja occidental de la península Ibérica. Un tiempo muy duro, pues yo apenas he podido pegar ojo debido a la incomodidad del autobús y a la propia naturaleza de un viaje en autobús. Tras la odisea, llegó la recompensa: a las 6 y media llegamos a la capital leonesa. A partir de ahí, un cúmulo de historias que pronto sabréis… Pero no adelantemos acontecimientos y comencemos, como mandan los cánones, por el principio de los tiempos (que diría Manolito Gafotas).

Llegamos a León, como ya dije, a las 6 y media de la madrugada, ya siendo prácticamente de día y con una temperatura algo gélida. Arribamos a la estación de autobuses de León (que se encuentra en el margen izquierdo del río Bernesga) y tras acudir a la ineludible cita con los servicios, salimos hacia el centro histórico.

Siguiendo en dirección Norte y de forma paralelo al río, llegamos hasta la avenida de Palencia. Cruzamos el puente (el cual está flanqueado por 4 leones, representación presente en toda la ciudad, como veremos más adelante), dejando a nuestro paso un descolorido y poco caudaloso río Bernesga. Llegamos a la glorieta de Guzmán el Bueno, el cual fue miembro de la poderosa familia de los Guzmanes, poseedores de tierras por toda la Península, como por ejemplo en las cercanas villas de Puebla de Guzmán, San Silvestre, Sanlúcar de Guadiana, etc.



He de comentar que es una gozada pasear por una ciudad tan bella y encantadora como es León sin nadie por la calle, tan sólo la presencia de dos locos mochileros en busca de aventuras y de descubrir lo desconocido.

El frío pegajoso fue desapareciendo poco a poco y surgió un solo radiante que nos animó a seguir caminando. Buscamos desesperadamente un bar para desayunar, tarea ardua y difícil dada la hora del día que era. Tras pasear por varias calles topamos con un tranquilo bar Santa Nonia (situado en la calle del mismo nombre). Allí desayunamos unas tostadas bastante chungas (eran como de pan Bimbo pero más gordas xD) y unos cafés. Leímos la prensa y tras esperar un poco para recargar mi móvil, volvimos de nuevo a la calle. Eran sobre las 8 y media.

A continuación fuimos callejeando de nuevo hacia la Catedral, en cuya plaza (llamada Santa Regla) nos sentemos esperando a que abriera la oficina municipal de turismo de León. En ese momento contemplamos fascinados el exterior de la catedral leonesa, maravillosa imagen sin dudas.

A las 9 entramos en la oficina en la que amablemente nos atendieron dos señoritas. Nos facilitaron un mapa que luego nos sería muy útil para movernos por la ciudad y en la que venían localizados los albergues para peregrinos y visitantes.



He de comentar un aspecto de esta ciudad que es la amabilidad de sus gentes. Una ciudad de la que parten miles de peregrinos cada año muestra su personalidad en el trato hacia sus visitantes, en este caso es exquisito. Son personas muy amables, aunque algo “tenientes” (o será quizás mi acento? xD)

A continuación nos dispusimos a buscar el albergue más cercano al lugar en dónde nos encontrábamos (Plaza Santa Regla). Antes de irnos nos hicimos unas fotos al lado del famoso letrero de dicha plaza . Comenzó el bullicio y el trasiego de la gente de León y la ciudad cambió totalmente.

Como comentaba fuimos en busca del albergue, situado en la Plaza de Santa María del Camino (patrona de León). Al llegar nos encontramos con la sorpresa de que hasta las 11 de la mañana no abría (eran las 9:30), para nuestra desgracia.

Como había que hacer tiempo y teníamos TODO el del mundo, decidimos sobre la marcha ir a ver el otro, situado a bastante distancia del primero (de una punta a otra de la ciudad). Por el camino nos encontramos un Corte Inglés, en el que yo quería entrar para comprarme ciertas cosas (entre ellas, el diario en el que escribí todo esto). Sin embargo, como casi todo a esa hora estaba cerrado. Así pues, decidimos probar suerte en el 2º albergue (y definitivo). Vimos muchos niños al llegar, posiblemente se trataba de una excursión escolar.

Entramos en el albergue, el cual por fuera parece un internado o un centro psiquiátrico, pasamos a la segunda planta y adquirimos las habitaciones para esa misma noche. Nos atendió una muchacha muy amable y simpática, la cual estaba acompañada por un malagueño, que nos reconoció en seguida por el acento jeje. Nos puso los primeros sellos en la credencial, le pagamos el precio (4 €) y dejamos nuestras mochilas en la habitación.

Como decía, dejamos por fin las mochilas en la habitación nº 6 y empezó la verdadera ruta turística por León. Volvimos al centro histórico, del que Fran se conocía ya al dedillo (¿¡qué haría yo sin él!?).

El primer monumento que visitamos fue la Casa de Botines, del arquitecto catalán Antonio Gaudí, situado enfrente del Palacio de los Guzmanes (hoy diputación de León), del que hablaré más tarde. Me molestó en un principio ver en dicho palacio una bandera de Caja España, pues me parecía fatal que un sitio así se “vendiera” a una entidad financiera. Nada más lejos de la realidad…



Entramos y encontramos la sede de la obra social de la caja, con numerosas curiosidades: desde la colocación de las cimbras para hacer los arcos de la catedral, pasando por pinturas de todas las épocas (había una del pintor sevillano Luis de Morales, el de la calle nervionense), hasta documentos sobre la construcción y venta del edificio de Gaudí.

El edificio tenía dos plantas visitables. La primera de ellas estaba dedicada a diversos juegos infantiles sobre el Medio Ambiente. En la planta inferior era la más interesante y como ya comenté contenía de todo un poco. Allí mismo nos grabamos en un stand que había para que los visitantes dijeran lo que quisieran… Ocasión que aprovechamos Fran y yo para hacer el gamba un poco jeje



Visto todo lo visible, abandonamos el edificio, contemplando la fachada con aires neogóticos que la preside. Una curiosidad fue comprobar que el cocodrilo que está encima de la puerta principal está colocado de manera inversa a cómo se ideó en un principio. Vaya vista que tiene Farruco… xD

Nada más salir y tras hacernos las fotos de rigor con el amigo Gaudí (sentado en un banco) fuimos al palacio de los Guzmanes, pero al entrar nos topamos con que había que pedir cita para grupos reducidos. Otra vez tocaba esperar…

Para no perder el tiempo fuimos a visitar la Catedral: Santa María de León, la cual ya habíamos visto por fuera, ahora tocaba maravillarnos con su interior… Asombrado. Así me quedé cuando entré por primera vez en el templo católico leonés. La oscuridad surcada por luces de mil colores me conmovió, era un espectáculo digno de ver y sentir…Su planta latina era sencilla, con un coro y sillería magníficos… Pero sin lugar a dudas lo más bonito era ver el juego de luces a través de los ventanales superiores. Recorrimos todo el templo, para contemplar todas las capillas existentes. En el punto de información (al lado del museo) nos pusieron nuestro segundo sello.

Antes de entrar en la catedral charlamos con un personaje bastante peculiar. Se trataba de un señor bastante mayor (y bastante sordo jaja) que nos hizo una foto bastante… ¿centrada? xD con la catedral. Se llevó media hora para hacer la foto (el pobre…) y luego nos contó una historia bastante curiosa: al parecer se cuenta que hace unas décadas un hombre borracho intentó venderle la catedral a unos americanos por 3000 pesetas… ¿Será esto cierto? Jeje Por cierto que el hombre también me hizo ver algo en lo que no había caído: una de las torres es más alta que la otra… Curioso! Se quedarían sin pasta! Jeje



Tras esta magnífica visita volvimos al palacio de los Guzmanes, llegando justo a tiempo para visitarlo. Nos dieron unas credenciales (cortesía del guardia), pasamos el detector de metales y nos unimos a un reducido grupo de turistas (extremeños y andaluces de Jerez).



El edificio era originariamente un palacio construido por la familia del obispo de Calahorra y los Guzmanes, constando en primera instancia con un diseño “clásico” en forma cuadrangular. Posteriormente se añadieron otra torre más y la planta de arriba (dándole su aspecto actual). Tiene, otrosí, unas vidrieras muy interesantes sobre temas leoneses. Fue una visita corta, guiada por dos estudiantes de último curso de Turismo, pero muy entretenida.



Dejamos atrás el palacio y nos dirigimos hacia la Basílica de San Isidoro, la cual estaba en obras. Entramos en el templo pero la existencia de andamios y demás parafernalia de la obra hizo imposible una visita “digna”. Sin embargo, el templo se mostraba casi en todo su esplendor. Estaba dedicado al Santo Isidoro de Sevilla.



Tras esta visita fuimos en busca de descanso, el cual hallamos en un parque cercano a la basílica, llamado el lugar Jardínes del Cid. En ese lugar fue donde escribí las primeras líneas de este cuaderno de viajes.

Con los más destacado del patrimonio cultural y artístico leonés visto, nos dispusimos a buscar un sitio para almorzar. Para qué engañarnos, fue una odisea… Casi en todos los restaurantes nos cobraban una burrada por comer, así es que acabamos en un Burguer King xDDD

Tras una gran caminata, en la que quedamos medio exhaustos, regresamos al albergue, en el que escribí gran parte de lo que llevo hasta ahora de diario. Tras el cansancio y el aburrimiento de Fran, decidí dejarlo para retomarlo a la noche.

Tras descansar una pizca, volvimos al centro, el cual recorrimos de nuevo y por última vez. Aunque, a decir verdad, esta vez cogimos por otros caminos, callejeando lo más grande… Descubrimos nuevas calles y plazas, todas ellas repletas de estampas clásicas de las ciudades: parejas de ancianos charlando, niños corriendo y jugando detrás de las palomas, gente de compras, etc.

Hemos tomado contacto por última vez con unas calles, plazas, parques que nos han transmitido su antiguo y rico saber, su historia, su gastronomía (un carajo jaja)… Una ciudad muy bonita y digna de ser visitada.

Tras la caminata vespertina, regresamos al albergue no sin antes comprar en un supermercado (llamado MASYMAS, aquí no hay ELJAMÓN ni nada de eso jaja) la cena y las cosas para el desayuno del día siguiente. Hay que alimentarse decentemente para que el cuerpo responda ante el desafío que suponen las largas caminatas.



Ya dentro del recinto hostelero, comprobamos que no había mucha actividad en él. Nos hemos duchado en las duchas y la verdad es que están muy bien: todo limpio y muy higiénico. Probé el invento que me propusieron pero resultó ser un fracaso… Más tarde me arrepentiré de no haber metido una toalla en condiciones! Jaja Me sentí como nuevo al darme la duchita, lo necesitaba tras andar todo el día caminando bajo el sol.

Fran y yo fuimos al comedor que hay al final del pasillo y hemos cenado en compañía de un niño alemán (con chanclas y calcetines, of course! xD) y un japo informatizado al que luego bautizaríamos como Miyagui jaja. Hemos cenado una ensaladilla rusa, empanada de atún y queso azul.



Ahora estamos en el cuarto los dos solos, Fran cantando una canción de las Spice Girls y yo escribiendo el diario. Fran, por cierto, se ha hecho una herida en la nariz (no se sabe cómo) y parece ahora un jugador del Athletic.

Tras pasar un rato de sobremesa nos fuimos al cuarto a intentar dormirnos (el primer día cuesta horrores acostarte a las 9…), comprobando que en él habían nuevos compañeros de diversa índole. Tenían el cuarto hecho una pocilga, por cierto.

Con algo de tristeza por tener que abandonar mañana la ciudad de partida de esta aventura, me dispongo a poner punto y final sobre nuestra estancia en esta bella ciudad. Mañana nos levantaremos a las 6 para empezar la primera ruta del camino de Santiago francés, poniendo rumbo a Villadangos del Páramo.



Ha sido un día agotador, pero ha merecido muchísimo la pena vivirlo. No resta más que decir: Hasta pronto, León!


Cuaderno de Viaje (incompeto): Camino de Santiago







“En un lugar de la Mancha…” Uys, perdón. Así no empezaba esta historia. En un lugar de León (concretamente en su capital), una pareja de dos intrépidos muchachos onubenses comenzaron una aventura que les iba a llevar 2 semanas de emociones, experiencias únicas y enriquecedoras, sufrimiento, alegrías…Todo con un único fin: llegar a Santiago de Compostela.

Un camino con todo lo que conlleva esta ruta singular en el mundo y que atrae cada año a miles y millares de peregrinos de todo el mundo. Una experiencia, como digo, única e irrepetible.

En las siguientes líneas podrás encontrar el relato de la aventura, acaecida en el verano del año de Nuestro Señor de 2008. Espero que os guste.